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Cómodo, o Lucio Aurelio Cómodo, fue emperador de Roma junto a su padre, Marco Aurelio, desde el año 177 hasta la muerte de su padre en 180, y gobernó en solitario hasta el 192. Durante su cogobierno con Marco Aurelio, acompañó a su padre en las guerras marcomanas en el año 172 y en un recorrido por las provincias orientales en el 176. Además, se convirtió en el cónsul más joven de la historia de Roma en el 177. Ese mismo año, fue nombrado co-emperador.
Fue el primer caso en que un hijo sucedió a su padre biológico desde Tito y Vespasiano en el año 79 d.C.
Durante su gobierno en solitario, el Imperio romano experimentó una reducción de los conflictos militares, pero con un estilo de gobierno dictatorial. Su asesinato en el 192 marcó el fin de la dinastía Antonina.
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ToggleLucio Aurelio Cómodo nació en el año 161 en Lanuvium, una ciudad situada a 22 kilómetros al sureste de Roma. Fue el décimo de catorce hijos y el único varón que sobrevivió. Su educación estuvo a cargo del médico de su padre, Galeno, quien trató muchas de sus enfermedades. Además, recibió instrucción de varios maestros, con un fuerte énfasis en la formación intelectual. Entre sus tutores se encontraban Onesícrates, Antistio Capela, Tito Aio Sancto y Pítolao.
Durante las guerras marcomanas en el 172, Cómodo se encontraba en Carnuntum. Allí recibió el título de victoria “Germanicus”, lo que sugiere que estuvo presente en la victoria de su padre sobre los marcomanos. En el 175, inició su formación en el Colegio de Pontífices, lo que marcó el comienzo de su carrera en la vida pública.
Marco Aurelio fue el primer emperador desde Vespasiano en tener un hijo biológico que lo sucediera. En el año 176, le concedió a Cómodo el rango de “Imperator” y, en el 177, el título de “Augusto“, lo que significaba la formalización del poder compartido con su hijo.
Como emperador, Cómodo pronto se convirtió en una gran decepción para Marco Aurelio. A pesar de su educación, no heredó la dedicación de su padre. Tras participar en batallas en la frontera norte en los años 178 y 179 junto a Aurelio, Cómodo regresó a Roma en el 180 tras la muerte de su padre. En ese momento tenía solo 18 años y comenzó a negociar un acuerdo de paz. Sin embargo, poco después dejó la administración del imperio en manos de otros mientras disfrutaba de una vida de lujos y placeres.
Cómodo carecía de interés por los asuntos políticos y sufría de paranoia.
Dado que el emperador delegaba el poder en otros, surgieron numerosas conspiraciones en su contra. Se le consideraba fácilmente manipulable. En el 182, su propia hermana, Lucila, junto con varios senadores, intentó asesinarlo. Ella creía que su esposo, Lucio Vero, debía haber sido el sucesor de Marco Aurelio. Sin embargo, la conspiración fracasó y Lucila fue exiliada y ejecutada poco después. Además, Paterno, el comandante de la Guardia Pretoriana, fue ejecutado por su supuesta implicación en el asesinato de Saoterus y en la conspiración de Lucila.
Aprovechando la situación, Tigidio Perennis, quien había sido comandante conjunto de la Guardia Pretoriana con Paterno, se acercó a Cómodo y trató de aumentar su poder dentro del gobierno. Tras la muerte de Lucila, Cómodo se negó a dar discursos públicos y solo se comunicaba a través de su nuevo chambelán. Esto permitió que Perennis asumiera un papel cada vez más importante, eliminando rivales y acumulando enemigos. Perennis se volvió tan influyente y rico que llegó a verse a sí mismo como el verdadero emperador. No obstante, su mayor adversario fue Cleandro, un exesclavo y miembro de la casa imperial. En el 185, Cleandro informó a Cómodo de que Perennis planeaba usurpar el trono y que pretendía hacer emperadores a sus hijos. De inmediato, Cómodo ordenó la ejecución de Perennis y su familia.
Cleandro se convirtió en el nuevo chambelán del emperador. Sin embargo, Cómodo volvió a despreocuparse del gobierno y dejó el poder en manos de Cleandro, quien cayó en la misma corrupción que su predecesor. Bajo su mando, los cargos senatoriales, gobernaciones y otros puestos se vendían al mejor postor, parte de cuyo dinero terminaba en manos de Cómodo. En el 190, el pueblo, harto de su administración, organizó una revuelta en el Circo Máximo. Miles de personas marcharon hasta la residencia del emperador exigiendo la cabeza de Cleandro. Temiendo por su vida, Cómodo ordenó su ejecución y entregó su cabeza a la multitud, que la paseó por las calles de Roma. Solo entonces comprendió Cómodo que debía gobernar por sí mismo.
Cómodo se transformó en otra persona. Se veía a sí mismo como un nuevo Hércules y comenzó a aparecer en público cubierto con la piel de un león sobre su cabeza. Este símbolo hacía referencia al León de Nemea, uno de los Doce Trabajos de Hércules.
El Senado declaró a Cómodo un dios viviente.
Cómodo abandonó su nombre familiar y ordenó que se le llamara Hércules. Mandó erigir estatuas de sí mismo en toda Roma y rebautizó los meses del año. Además, tras un incendio en el 191, reconstruyó Roma y le cambió el nombre a Colonia Lucia Annia Commodiana. Los ciudadanos pasaron a ser conocidos como “Commodianos”. También participó en combates de gladiadores desde una plataforma elevada, enfrentándose tanto a luchadores como a animales salvajes y personas con discapacidades físicas.
El 1 de enero del 193, Cómodo planeó celebrar el “renacimiento de Roma” luchando en la arena como gladiador. Su amante Marcia, junto con el chambelán Electo y el nuevo comandante de la Guardia Pretoriana, comprendieron que había cruzado el límite. Cuando intentaron disuadirlo de sus extrañas ideas, Cómodo se enfureció y agregó sus nombres a su lista de ejecuciones.
Esa misma noche, Marcia le ofreció una copa de vino envenenado antes de su baño. Sin embargo, el veneno no surtió efecto, y su entrenador personal, Narciso, lo estranguló hasta la muerte. La multitud quiso arrastrar su cuerpo por las calles de Roma, pero Pertinax, su sucesor, lo rescató y ordenó su sepultura en el Mausoleo de Adriano.
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Autor: Kate Zusmann
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